ESPACIO FORMATIVO Y DE ENCUENTRO PARA EL INTERCAMBIO DE SABERES EN LAS UNIDADES CURRICULARES Y EL APROVECHAMIENTO DE LAS HTI DEL PNFA DE LA UPTAEB COMO APOYO AL AULA VIRTUAL DEL PROFESOR GABRIEL ROJAS.
miércoles, 29 de abril de 2020
RECOMENDACIONES PARA UBICAR TU PROYECTO SOCIOINTEGRADOR O SOCIOPRODUCTIVO EN EL MARCO DEL PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN (PLAN DE LA PATRIA 2019-2025).
Es una obligación constitucional que todo gobierno debe basar sus acciones políticas y administrativas en un PLAN DE DESARROLLO
ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN. También es obligatorio que toda entidad pública y privada tribute sus acciones y planes al cumplimiento
de este Plan Estratégico Nacional. Los Órganos y Entes del Estado, a todos sus niveles, tienen planes estratégicos (de largo plazo) y Planes
Operativos Anuales (POA) de los cuales en su formulación y ejecución deben basarse y tributar inexorablemente a este Plan Nacional.
Tu Proyecto no escapa de esta obligación por lo que se hace necesario que en la elaboración del mismo debes tener en cuenta la
ubicación de este dentro de los objetivos y líneas estratégicas del PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN que en el contexto
actual es el denominado “Plan de la Patria 2019-2025”.
A continuación se te hace unas recomendaciones a fin que tu proyecto esté ubicado en el contexto de alguna de las líneas estratégicas
del “Plan de la Patria”:
Es recomendable que ubiques el propósito de tu proyecto dentro de los Objetivos Históricos si empiezas desde ahí puedes ir ubicándolo
en el desglose lógico jerárquico del Plan de la Patria hasta llegar al Objetivo Específico del Plan que se relacione directamente con tu Proyecto.
También puedes hacerlo de la manera inversa, es decir, casar tu Proyecto con el Objetivo Específico que mejor concuerde con el propósito de tu
Proyecto e ir escalando en la estructura del desglose hasta llegar al Objetivo Histórico adecuado. Ejemplo:
Si tu proyecto es la “Creación de un sistema comunal de recolección, acopio, procesamiento y/o comercialización de residuos sólidos
para el reciclaje” se puede ubicar en el Plan de la Patria de la siguiente manera:
OBJETIVO HISTÓRICO:
III. Convertir a
Venezuela en un país potencia
en lo social, lo económico y lo
político dentro de la Gran
Potencia Naciente de América
Latina y el Caribe, que
garanticen la conformación de
una zona de paz en Nuestra
América.
OBJETIVO NACIONAL:
3.1. Desarrollar el
poderío económico con base
en el aprovechamiento óptimo
de las potencialidades que
ofrecen nuestros recursos,
mediante la construcción de un
nuevo sistema productivo,
logístico y de distribución,
lógica de precios y
metabolismo del capital, así
como maximizar el desarrollo e
integración de cadenas
productivas nacionales y
regionales bajo la premisa de la
interdependencia y creación de
valor.
OBJETIVO ESTRATÉGICO:
3.1.3. Apropiar y desarrollar la
técnica y tecnología como clave de la
eficiencia y humanización
del proceso productivo, para anclar
eslabones de las cadenas productivas y
desatar el potencial espacial de las
mismas
OBJETIVO GENERAL:
3.1.3.3. Garantizar procesos
formativos integrales y continuos de los
trabajadores para
adoptar técnicas y tecnologías que
hagan más eficiente la producción y
humanizar el proceso de trabajo.
OBJETIVO ESPECIFICO:
3.1.3.3.4. Desarrollar
proyectos asociados a subproductos y
desechos para generar actividad
económica a partir del reciclaje.
De ahí que es recomendable que tanto el título como el Objetivo General de tu Proyecto tengan concordancia con el Objetivo Específico
del Plan de la Patria.
Como tarea de evaluación final de la Unidad 2 debes reunirte, virtual y colaborativamente en un foro, con tu equipo de Proyecto y
demostrar la pertinencia y relevancia del mismo con el Plan de la Patria, es decir, ubicar tu Proyecto en los Objetivos del Plan de la Patria tal
como se hizo en el ejemplo.
martes, 28 de abril de 2020
EL DESARROLLO TECNOLÓGICO: UNA NECESIDAD PARA ALCANZAR SOBERANÍA POPULAR
La división internacional del trabajo, en el marco de la arquitectura organizativa de la producción mundial, en el mundo globalizado de hoy desde un enfoque neoliberal, dentro del contexto imperialista, como fase superior del capitalismo, le ha dado un rol subordinado a los países dependientes de simples tributadores de recursos naturales para aquellos países que se autoproclamaron como miembros del club de la centralidad histórica de la humanidad y que tienen la “sagrada misión” de llevar “la civilización y el progreso” a los países periféricos a través de la comercialización de sus mercaderías industriales.
Esta situación no es novedosa es el establecimiento sostenido de unas relaciones internacionales de producción que se instauran desde el propio advenimiento del sistema capitalista. Marx lo explica de manera extraordinaria en el capítulo XXIV de “El Capital” cuando se refiere a la llamada “Acumulación Originaria del Capital”: “La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama “originaria” porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción” (Marx. 2006. p. 615). Esta acumulación originaria otorga las bases de las condiciones materiales de existencia del capitalismo desde la modernidad hasta estos días. Se puede decir entonces que desde el descubrimiento de América, entre otros acontecimientos históricos, el capitalismo comienza su proceso de robustecerse a costa de la expropiación de los pueblos originarios, otorgándole a los territorios colonizados, hoy llamados países subdesarrollados, el rol de suministradores de materia prima y mano de obra barata, explotada, para ellos, los países del llamado “primer mundo” y así poder alcanzar los niveles de desarrollo industrial y tecnológico a través de su rol de fabricantes masivos de mercaderías, tecnologías y sueños. Ejemplo es ese “Gran Sueño Americano” que se convierte en pesadilla para los migrantes latinoamericanos; pero esa es otra historia.
La innovación y desarrollo tecnológico va a la par con el desarrollo económico. Las fuerzas productivas para alcanzar mayores niveles de eficiencia y productividad en el trabajo han forzado a la humanidad a la creación e innovación de nuevas y mejores teorías científicas aplicadas a la realidad social para poder cubrir la demanda de condiciones mínimas de existencia material que sustenten la vida de la población, aunque paradójicamente causan impacto ambiental pernicioso que atenta contra el ambiente ecológico necesario para sustentar esa vida de todas las especies vivientes del planeta, pero ese es otro debate que valdrá la pena abordar en otro momento.
Los países desarrollados han alcanzado niveles de desarrollo tecnológico generador de crecimiento económico necesario para mantener y reproducir las relaciones internacionales de dependencia económica subordinada de los países periféricos (sub-desarrollados) y de su rol tercermundista, que se traduce en mantener y reproducir el sistema capitalista imperialista desde su enfoque neoliberal, que por ende, mantiene y reproduce la opresión y explotación de las clases trabajadoras del mundo. “La relación directa existente entre los propietarios de las condiciones de producción y los productores directos -relación cuya forma corresponde siempre de un modo natural a una determinada fase de desarrollo del tipo de trabajo y, por lo tanto, a su capacidad productiva social- es lo que nos revela el secreto más recóndito, la base más oculta de toda la construcción social y también, por consiguiente, de la forma política de la relación de soberanía y dependencia, en una palabra, de cada forma específica de Estado” (Harnecker. 1978. p. 59).
De esto se desprende que la soberanía nacional va en función del desarrollo de las fuerzas productivas nacionales y estas a su vez del nivel de desarrollo tecnológico, por lo cual los países dependientes para alcanzar la soberanía plena en lo político, económico y social deben procurar, también alcanzar niveles suficientes de soberanía tecnológica. Desde la perspectiva económica, surge la alternativa para los países dependientes del “Desarrollo Endógeno Sostenible y Sustentable” como una posibilidad cierta de deslastrarse de los modelos exógenos de desarrollo que convenientemente han sido instaurados para la expoliación de la riqueza de estos pueblos de la periferia, en beneficio del crecimiento económico de los países del centro. Pasando a ser el Desarrollo Endógeno la base generadora de una posible soberanía cultural, tecnológica y plena, pero esa posibilidad del desarrollo endógeno está profundamente limitada por los lazos de dependencia económica, tecnológica y cultural de los países pobres hacia los más desarrollados. (Silva. 2011).
Los Estados nacionales dependientes deben promover el diseño, creación, desarrollo e innovación científica y tecnológica como una arista necesaria para cambiar esa condición de dependencia si quieren ser verdaderamente soberanos. Es ahí donde se debe impulsar políticas públicas dirigidas a este objetivo y realizar inversiones para las áreas de investigación y académicas universitarias, promover programas curriculares en este sentido a todos los niveles educativos, implantar incentivos fiscales a las empresas que inviertan en la investigación y desarrollo, así como impulsar la obligación legal de la creación de reservas y fondos financieros de estas empresas dirigidos a la investigación y desarrollo tecnológico, entre muchas otras medidas posibles.
Venezuela cuenta con un marco legal para estos propósitos la Constitución en su artículo 110 establece que: “El Estado reconocerá el interés público de la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplicaciones y los servicios de información necesarios por ser instrumentos fundamentales para el desarrollo económico, social y político del país, así como para la seguridad y soberanía nacional” (Republica Bolivariana de Venezuela. 2009. CRBV.p. 28). Además una “Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología” que declara, en su artículo 2 que: “Las actividades científicas, tecnológicas y de innovación son de interés público y de interés general” (República Bolivariana de Venezuela. 2001. LOCTI. p.1). También existe un ministerio con competencia en el área al cual está adscrito instituciones de tradición como el IVIC. Por otra parte, en el Poder legislativo está la Comisión Permanente de Ciencia, Tecnología e Innovación. Es decir que nuestro país cuenta con una institucionalidad y legalidad para dar pasos importantes hacia la soberanía tecnológica.
Existe una voluntad política hacia este objetivo por parte de la Revolución Bolivariana. En este sentido, Hugo Chávez fue impulsor de las clausulas de transferencia tecnológica en los contratos internacionales. Además hay modestos avances en la materia como lo es la creación de una Agencia Espacial venezolana rectora de la operatividad de nuestro sistema satelital dentro de los cuáles se destaca el satélite “Simón Bolívar”. También proyectos importantes de desarrollo de software libre, fabricas de equipos informáticos y de comunicación (VETELCA), etc. Pero es solo una pequeña paja en el voraginoso huracán de desarrollo tecnológico del primer mundo. Venezuela ha alcanzado logros y obtenido avances en la materia; el “Plan de la Patria” contempla objetivos dirigidos a ese desarrollo e independencia tecnológica. Aún así, falta más voluntad del Estado para la consolidación de un impulso verdadero hacia un verdadero y soberano desarrollo tecnológico. No olvidemos que como país subdesarrollado, dependiente, periférico y “tercermundista”, no en un sentido peyorativo, no escapamos de la caracterización que en esta temática engloba a los países subdesarrollados económica y tecnológicamente.
Tenemos un pueblo que ha demostrado en estas adversidades producto del asedio internacional en lo político y económico que resiste con dignidad en su resolución de ser libre y soberano. El Estado debe asumir su rol de impulsor de esa soberanía con más voluntad política que la demostrada. Como diría el Libertador pongamos sin vacilar la piedra fundamental de la soberanía tecnológica venezolana, vacilar es perdernos!!!
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