jueves, 8 de octubre de 2020

MODELOS DE GESTIÓN PÚBLICA EN VENEZUELA

La gestión de políticas públicas desde las perspectivas de los asuntos inherentes a los aspectos económicos y sociales son las bases en el establecimiento de las condiciones para el funcionamiento administrativo del sector público en la mayoría de los países del tercer mundo, fundamentalmente en América latina, esto, claro está, permeado por el enfoque de desarrollo y el paradigma ideológico hegemónico adoptado por el gobierno de turno en estos países. En Venezuela, particularmente durante la gestión del gobierno de la revolución bolivariana conducida por Hugo Chávez en sus inicios y continuada por el mandato constitucional de Nicolás Maduro, se ha hecho énfasis en la inversión social como base fundamental para el crecimiento económico y el sostenimiento del desarrollo social, dirigido y centralizado en lo humano, desde un momento inicial, y luego a un plano más integrador con sentido bio-ético y ecológico, que incluye alcanzar la máxima suma de felicidad social, en armonía con el ambiente, a fin de contribuir a preservar la vida en el planeta y la salvación de la especie humana tal como queda esbozado en el quinto objetivo histórico del “Plan de la Patria”. En este orden de ideas, Venezuela, desde el inicio de la segunda década del siglo XX, pasó de un modelo burocrático populista caracterizado por la centralización administrativa, al modelo tecnocrático que adecúa contextos empresariales a la gestión pública, ambos al servicio de la expropiación de la riqueza de la nación y en obsequio de los intereses extranjeros y de las estructuras de poder oligárquico interno, devastadores del ambiente. En contraste a estos, la Revolución Bolivariana ha implementado un modelo de inclusión social, abierto a una amplia participación popular en la formulación, ejecución y control de las políticas públicas, con una más interesada conciencia en sus relaciones con la biodiversidad y el entorno ambiental en general. Para ampliar un poco más sobre los modelos de “gestión pública burocrática populista”, y “tecnocrática”, se hace necesario darles un contexto histórico en el marco de una ideología al servicio de las clases dominantes del aspecto económico tanto en el plano nacional como internacional. Las propuestas del modelo tecnocrático descentralizador se basan en los postulados de una “gerencia empresarial eficientista”, la cual es vacía de todo contenido político de crecimiento cultural y de la conciencia de las masas en los asuntos de sus propios intereses de clases, que bajo elegantes recetas académicas emanadas del Fondo Monetario Internacional, entre otros organismos multilaterales, y que se fundamentan a la vez en los postulados teóricos de la economía liberal capitalista. Es decir, que se trasladó a la cultura del sector público, sin ningún sentido crítico y de manera mecanicista, soluciones a los problemas operativos de las transnacionales; o se aplicó políticas de regulación macroeconómica que no eran viables en virtud de las grandes diferencias de las estructuras económicas e institucionales que tienen los países del tercer mundo, en general y Venezuela en particular, citando a Guerrero: “en su origen, el manejo público (public management) fue desarrollado como un paradigma de implementabilidad en administración pública (Guerrero, 1999:81). Este explica que esa “implementabilidad” consiste en la promoción de mejoras en la institucionalidad del Estado a través de la creación de instituciones, procedimientos administrativos y marcos jurídicos que viabilizan los cambios hacia un desarrollo al servicio de las élites dominantes en el concierto de la economía mundial. Esto supone cambiar categorías de “Administración Pública” a “Gerencia Pública” como una suerte de paradigma que solucionaría los problemas de funcionamiento del Estado. El criterio dominante en este modelo radica en la consecución de productividad y crecimiento económico bajo los parámetros de la gerencia empresarial que procura indicadores de gestión de eficacia y eficiencia del desempeño organizacional privado, pero sin tener en cuenta el desarrollo social. Esto es perseguir fines de lucro cuando el papel del Estado es alcanzar fines sociales. Para esto se organizó una institucionalidad basada en el modelo tecnocrático, un funcionariado técnico altamente especializado y atomizado en la división del trabajo estrictamente apegada al cumplimiento miope de los deberes del cargo, en el marco de una autoritaria y vertical estructura organizacional altamente jerarquizada y un proceso centralizado de tomas de decisiones en las parcelas desconcentradas y desligadas del pueblo y del Estado, de estas instituciones del propio Estado, lo que contribuyó a la creación de “protoestados”. En otras palabras, Estados paralelos dentro del Estado nacional. Así fue que funcionó, por ejemplo, PDVSA como una empresa ajena a los intereses nacionales y al servicio del gran capital internacional con la respectiva cuota, a suerte de comisión, para la burguesía “nacional”. De allí se deriva la caracterización del recurso humano que interviene en la administración pública: un cuerpo técnico, profesional, especializado, experto, definido como tecnócrata con poder en la toma de decisiones, formado para y por la racionalidad económica y productiva. (Hernández, 2007. s/n) Estos criterios van a socavar la participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones en los asuntos públicos ya que, bajo este modelo, el ciudadano es un ente pasivo que no debe preocuparse de la gestión gubernamental ya que los técnicos son los únicos capacitados para encargarse de llevar adelante las políticas tendientes a alcanzar los fines superiores del Estado. Con esto se tiende a la minimización de los problemas sociales despojándolos de todo interés político y del gobierno ya que estas categorías técnicas de gestión de políticas públicas es asumida por los expertos y no por los actores interesados. En este orden de ideas expresa Villas: La frontera entre las decisiones técnicas y decisiones políticas es absoluta, pero la presentación de las cuestiones políticas como si se tratara de asuntos técnicos usualmente restringe la discusión sobre la política y sus objetivos a ámbitos reducidos...mientras que la explicitación de las dimensiones políticas abre el debate al conjunto de la ciudadanía interesada o afectada por las decisiones que vayan a ser adoptadas (Vilas, 2001:175). Esto hace contraste con la nueva tendencia del Estado en el manejo de las políticas públicas a partir de la promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que en su artículo 62 establece: Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas. La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo (Asamblea Nacional Constituyente: 1999) De aquí se desprende un paradigma distinto de desarrollo económico y social de la nación a través de las políticas públicas por medio de la participación protagónica ciudadana como estrategia para alcanzar este desarrollo. Esto no significa que la Administración Pública venezolana se haya librado de la aplicación de facto de procesos administrativos con alto contenido tecno-burocrático propios de la democracia representativa; pero ya ha experimentado avances significativos en el marco legal y en las prácticas de gestión pública con más conciencia de clase por parte de unos pocos servidores públicos, que contribuyen al desarrollo de una cultura institucional distinta y más apegada a los intereses del pueblo. El modelo burocrático populista venezolano se puede caracterizar, resumidamente, como un modelo que, en una primera fase, macroeconómicamente hablando se fundamenta en el gasto público mediante la manipulación administrativa del presupuesto público de generación de déficit fiscal para alcanzar objetivos de crecimiento económico (se puede observar desde esta perspectiva la influencia keynesiana, que luego mutaría a esquemas neoliberales y monetaristas en el campo tecnocrático) que le da sustento al llamado “Estado de Bienestar” como una suerte de Estado benefactor y supuestamente proveedor de una serie de servicios públicos sostenidos por la renta petrolera con las siguientes características: 1. Centralización política-administrativa con la aplicación de elementos de desconcentración administrativa institucional. 2. Un discurso demagógico, populista generador de una cultura pseudo-igualitaria. 3. El clientelismo partidista que es el uso de los partidos políticos (el bipartidismo AD-COPEI) como medios efectivos para el acceso de los derechos ciudadanos. 4. Un profundo crecimiento burocrático generador de corrupción que se manifestó en una hipertrofia institucional del aparato del Estado. El modelo burocrático populista se basa en la centralización desconcentrada del Estado que más adelante, con la ola neoliberal, cambiaría a la política de descentralización administrativa y política tecnocrática que estuvo en boga en las últimas décadas del siglo XX y que no era más que un eufemismo para disfrazar el desmantelamiento del Estado-nación, es decir, reducir al Estado a su mínima expresión y así facilitar la implementación del enfoque neoliberal de desarrollo. Se ha tratado de realizar, de manera breve, una caracterización de los tres modelos predominantes en la Administración Pública venezolana desde 1958. El modelo burocrático populista (1958) con la desconcentración descentralizada de la institucionalidad bajo el lema del “Estado de Bienestar”, el modelo tecnocrático descentralizador y neoliberal desde 1987, estos primeros en el marco de la “Democracia Representativa” y su “Estado de Derecho”; y el modelo de Inclusión Social, del período de la Revolución Bolivariana, bajo la “Democracia Participativa y Protagónica” en el marco de un “Estado Democrático Social de Derecho y de Justicia”. Como se dijo al inicio, estos modelos han sido influenciados por los intereses de clases que representan tanto en lo interno de la nación como en lo externo de la geopolítica mundial. Luego de la incursión en la historia universal del comandante Hugo Chávez, el cambio de paradigmas en la gestión pública ha arraigado en la conciencia de las masas la procura de una gestión pública de auto-gestión del pueblo de sus propias circunstancias lo que ha desencadenado conflictos de escala planetaria en virtud de la influencia histórica de transformación social que sirve de parangón a otros pueblos del mundo que aterroriza al poder conservador de privilegios a costa del despojo, la ignominia y oprobio de las clases populares. Esto ha llevado a declarar a nuestro país como “amenaza inusual y extraordinaria”, no de una nación; sino de un poder opresivo que pone en peligro la existencia de la vida en el planeta y que nos acosa con abyectas sanciones criminales que ahora causan estragos y sufrimiento en el tejido social del pueblo venezolano, un crimen de lesa humanidad que la historia condenará eternamente a ese imperio genocida de los Estados Unidos de América. Un mundo mejor es posible e indispensable ya lo dijo el Comandante en Copenhagen en 2009: “No cambiemos el clima ¡Cambiemos el sistema! Y en consecuencia comenzaremos a salvar el planeta”. (Chávez. 2009). Ese debe ser el paradigma de gestión pública a seguir. REFERENCIAS Asamblea Nacional Constituyente (1999). Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Gaceta oficial N° 5.453 Extraordinario. Caracas, Venezuela. Guerrero, Omar (1999). Del Estado Gerencial al Estado Cívico. Universidad Autónoma del Estado de México UAEM. Facultad de Ciencias Políticas y administración pública. Colección Xinantecalt, México DF., México. Vilas, Carlos M. (2001). El síndrome de Pantaleón. Política y administración en la reforma del Estado y la gestión de gobierno. Revista de Ciencias Sociales. Vol. VII. N° 2. Mayo-Agosto. Universidad del Zulia. pp. 173-198. Maracaibo, Venezuela. Hernández de Velazco, Judith Josefina. 2007. Toma de decisiones públicas desde las perspectivas del proceso tecnocrático y la participación ciudadana: Caso venezolano. Revista Venezolana de Gerencia v.12 n.40 Maracaibo. Rescatado de: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-99842007000400004 Córdova Jaimes, Edgar. 2006. Administración Pública en Venezuela: Aproximaciones a los cambios y transformaciones. Revista de Ciencias Sociales v.12 n.3 Marcaibo. Rescatado de: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-95182006000300007 Chávez Frías, Hugo Rafael. 2009. Cumbre sobre el Cambio Climático. Copenhague: Dinamarca

jueves, 14 de mayo de 2020

ÉTICA, MORAL, AXIOLOGÍA Y DEONTOLOGÍA: UNA INTRODUCCIÓN PARA EL ESTUDIO ÉTICO PROFESIONAL.

Un proceso formativo profesional que promueve las competencias, técnicas y actitudes que le permiten a una persona desempeñarse con idoneidad en el ejercicio de su profesión, no solo se trata de enseñar la experticia técnica, científica y profesional, en el orden epistemológico, sino también de promover determinadas actitudes, valores y principios de contenido moral que este profesional debe desarrollar en determinados contextos situacionales a la hora de tomar decisiones en su práctica en el orden axiológico. Necesario es recalcar que no se trata de enseñar, en un ambiente de aprendizaje sistemático formal, estos valores y principios morales; sino de promover la práctica de los mismos en el ejercicio de la profesión, ya que estos son aprehendidos e internalizados en un proceso más complejo que data a partir del desenvolvimiento del individuo subjetivo en su interacción social a lo largo de su vida y su contacto con grupos sociales, familiares y un contexto histórico, social y cultural que determina e influye sus actitudes. “Las actitudes funcionan como elementos constitutivos primarios de los sistemas de creencias y conservan una fuerza evaluativo-afectiva importante derivada de valores sociales”. (Ormat. 2016. p. 17). Es por eso que en esta Unidad Curricular (UC) de Formación Sociocrítica IV se trata no de enseñar; sino de compartir conocimientos científicos, saberes populares y metodología técnica y jurídica para abordar de manera reflexiva y crítica la dimensión moral de la realidad existencial humana, a fin de ejercer la profesión para la cual nos formamos, en nuestro caso la de Licenciado en Administración egresados de la Universidad Politécnica Territorial del Estado Lara “Andrés Eloy Blanco” (UPTAEB). Se pretende ayudar al participante a asumir una actitud reflexiva y crítica sobre lo que debe hacer para ser un buen profesional competente y responsable de sus actuaciones y experticias, más que acumular y aprender categorías teóricas sobre el tema ético-moral. Es hacer del conocimiento compartido y socializado sobre la materia una praxis de vida en general y profesional, en particular, es el decir haciendo, es ser consecuente de pensamiento y acción. A fin de generar un referente contextual común sobre los temas a abordar en la UC, en este trabajo señalaremos algunas definiciones de las categorías conceptuales fundamentales que se tratarán a lo largo de la misma a fin que los participantes tengan una idea inicial que les permita generar sus propias concepciones con ese sentido crítico y reflexivo esperado. Por lo cual se intentará explicar un poco de se trata la Ética, Moral, Deontología y Axiología, además de las relaciones existentes entre estos términos y su influencia en la praxis profesional. Según Zapata, citando a Savater, saber vivir o el arte de vivir es a lo que llaman ética. (Zapata. 2000). Es hacer ciertas cosas en el conocimiento que esa cosas nos conviene hacer porque es lo correcto hacer y porque se convino que es “lo bueno”. Por otra parte, hay cosas que no nos conviene hacer porque comportan daño social y a las personas y no nos conviene hacer “es lo malo”. Tener conciencia entre lo bueno y lo malo es el primer paso para asumir una actitud ética. Pero más allá de esto, la Ética se ha venido configurando como un saber sistemático a lo largo de la existencia humana y se ha convenido ubicarla como una de las ramas de la Filosofía y se puede decir que es la rama de la Filosofía que reflexiona sobre la moral por lo que algunos autores la han llamado también “Filosofía Moral”. Así como la Epistemología es la dimensión filosófica que trata sobre el conocimiento científico, la Ética, dentro de la Filosofía, trata sobre la Moral. También Zapata se apoya en la Profesora Adela Cortina para hacer extensivo el enunciado de esta que Ética es la reflexión filosófica de la moral (Zapata.2000). Se puede concluir, en primer lugar, que la Ética es un saber, es una rama filosófica. Es ese saber que se encarga de reflexionar, con sentido crítico, sobre la dimensión moral de la existencia y esencia humana. La Ética pretende decirnos como debemos comportarnos los individuos, grupos y sociedades sobre la base de un marco normativo fundamentado racionalmente bajo criterios de actuación convenidos, por lo general, socialmente. Etimológicamente Ética proviene del griego “Ethos” que significa lo relativo a la manera de hacer las cosas, la costumbre, habito, el carácter, ubicándolo como un saber filosófico. (Diccionario Etimológico. 2020). Con estos referentes se puede concebir una idea inicial de Ética que nos asistirá en las discusiones y posiciones sobre el tema. Después de las anteriores precisiones relativas a la categoría “Ética” necesario es establecer la indubitable relación de esta con el concepto de “Moral”. ¿Se trata de lo mismo? ¿Es Ética igual que Moral? Veamos: Cotidianamente existe la tendencia de usar estos términos como sinónimos, palabras con igual significado; pero viendo en profundidad las reflexiones anteriores se puede constatar ciertos matices teóricos que sugieren una diferencia importante en sus significados. Desde una perspectiva filosófica-académica se puede deducir por las definiciones estudiadas ya de “Ética”, entendida como el estudio reflexivo de la “Moral” humana, que la primera presupone a la segunda, la engloba; por lo que se puede establecer la diferencia entre sus significados, por lo que se necesita establecer el significado del concepto de “Moral” y así llegar a conclusiones satisfactorias que aclaren el panorama en cuestión. Por lo general llamamos “Moral” a un conjunto de normas, principios y valores, que se transmiten de generación en generación, que orientan el comportamiento de las personas hacia la realización de actividades y toma de decisiones en lo que se conviene como bueno y correcto dentro de un contexto social y cultural históricamente determinado. Ya se dijo que etimológicamente “Ética” deriva del griego “Ethos” con una connotación intrínseca al carácter, al hábito y comportamiento consuetudinario de las personas, derivando con el tiempo como el estudio de la moral. Mientras que “Moral” es etimológicamente proveniente del latín “Moralis, mos, moris” estrechamente relacionado con la costumbre y el modo de ser de las personas. Desde este punto de vista etimológico “Ética” y “Moral” en la práctica significan lo mismo: carácter y costumbre. (Zapata. 2000). Es decir, que cotidianamente no es incorrecto usarlas como sinónimos; pero académicamente y filosóficamente es otra cosa. En este sentido, la “Moral” es lo que se vive día a día en el proceder humano como un compendio de valores y principios que guía su actuación, mientras, como ya se ha dicho, la “Ética” es el estudio sistemático y reflexivo de la “Moral”. Entonces se puede hablar de una moral vivida y una ética pensada. “La moral es cosa de la vida y por eso se expresa en el lenguaje de la vida cotidiana; la ética reflexión filosófica sobre la moral (filosofía moral) y, utiliza por lo tanto, métodos filosóficos, lenguaje filosófico. Se puede concluir que ambos términos no son sinónimos en el sentido estricto de la palabra, aunque coinciden en la problemática humana que tratan, al respecto, Rodríguez expresa: “la moral se refiere a la conducta del hombre que obedece a unos criterios valorativos acerca del bien y del mal, mientras que la ética estudia la reflexión acerca de tales criterios, así como de todo lo referente a la moralidad”. (Rodríguez. 1998. p. 219). En resumen: “Moral” conjunto de principios, normas y valores sobre el bien y el mal que orientan la conducta humana. “Ética” es el estudio reflexivo de estos valores, normas y principios, es decir, es el estudio de la “Moral”. Una vez establecida la relación (semejanzas y diferencias) entre “Ética” y “Moral”, vamos a estudiar otra categoría de interés para facilitar el estudio de los temas éticos relativos a una profesión, se trata del término “Deontología”. ”El término deontología proviene de dos raíces griegas: “deontos”, deber u obligación, y “logía”, estudio o tratado. Es el estudio o tratado sobre los deberes y obligaciones del profesional”. (Ormat. 2016. p. 15). Se habla de “Deontología” como la ética aplicada al ejercicio profesional. Es una rama de la Ética, en tal sentido, se escucha hablar sobre la deontología del derecho, deontología médica; etc. Con frecuencia nos encontramos con el concepto de “Deontología Profesional” que aclara más la idea de la ética aplicada a profesiones específicas. En nuestro caso, en adelante, vamos a referirnos a la “Deontología del Administrador” como el estudio aplicado en la praxis del compendio de valores, preceptos, normas y principios morales que guían el ejercicio de la profesión del Licenciado en Administración. Estos compendios se pueden resumir en la Ley del Ejercicio de la Profesión del Licenciado en Administración y el Código de Ética Profesional del Licenciado en Administración emitido por la Federación de Colegios de Licenciados en Administración (FECLAVE). En resumen la Deontología es la aplicación práctica de la Ética en el contexto de una profesión determinada en la que se define el deber ser de la conducta del profesional en el ejercicio de su profesión. Para finalizar vamos a ver el significado del concepto “Axiología”. Para lo cual, tenemos que etimológicamente “Axiología” proviene del griego “Axio” que se traduce en valioso y “logos” que es estudio, tratado; es decir, el estudio de los valores y de la valoración humana. Es una rama de la Filosofía que estudia los valores en un sentido más amplio que la ética ya que la Axiología se ocupa de los valores en su sentido general, ético o estético, mientras que la ética se enfoca solamente en los valores morales. Ambas, la “Axiología” y la “Ética” son dimensiones del estudio filosófico que abordan el estudio de valores, la primera en un sentido amplio y la ética en el sentido estrictamente moral. (Pino. 2017). Un problema axiológico puede ser un problema ético, aunque no necesariamente se circunscriba a esto, mientras que un problema ético es necesariamente y por antonomasia axiológico. La axiología engloba a la ética. Es decir, la ´”Ética” es una rama de la “Axiología” dentro de las jerarquías filosóficas, la otra rama axiológica es la “Estética”. Tenemos entonces que jerárquicamente la “Filosofía” engloba a la “Axiología” y esta a su vez a la “Ética” y la “Estética”. de la Axiología la Ética estudia el bien y el mal como problemas de valores morales, mientras que la Estética lo bello y lo feo como problema de valores estéticos. Además tenemos a la “Deontología” como un aspecto particular de la “Ética”. Podemos resumir que un análisis deontológico es un análisis ético, que a su vez es axiológico, y por extensión filosófico, que se basa en el análisis de los aspectos de los valores morales del ser humano. Espero que este modesto aporte les haya servido para aclarar y establecer un referente conceptual para abordar de manera más contextualizada el estudio de la Deontología del Licenciado en Administración y el análisis de la Ley que rige nuestra profesión y el código de ética de la misma en el marco de la UC Formación Sociocrítica y contribuir de manera asertiva al desarrollo de su formación profesional, un profesional impregnado de valores éticos que practica. Recordemos a nuestro Libertador cuando decía: “El talento sin probidad es un azote”. REFERENCIAS: Ormat, Elizabeth. (2016). Ética, Moral y Deontología Profesional. Revista Internacional sobre Subjetividad, Política y Arte. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. Pino, M. (2017). Ética en la Organizaciones. México: UNAM. Rodríguez, V. (1998). Ética. México: Longmann. Zapata, Roberto. (2000). Temas de Ética, Texto UNA. Caracas: UNA.

domingo, 3 de mayo de 2020

EL BALANCE DE GESTIÓN INTEGRAL (BGI)

Es una herramienta metodológica para el Control de la Gestión de la Administración Pública en todos los niveles de gobierno en la que se estructura la rendición de cuentas de un ejercicio presupuestario o un período de gobierno, según sea el caso. Tiene como objetivo principal informar en relación al cumplimiento de los objetivos y resultados de los planes, programas y proyectos de un ejercicio determinado, tales como el Plan Operativo Anual (POA) y su expresión en términos financieros como lo es el Presupuesto Anual, Plan Estratégico de Desarrollo Económico y Social de la Nación, Estado o Municipio. Un ejemplo ilustrativo es la rendición anual de cuentas que establece el artículo 315 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que dicta: “En los presupuestos públicos anuales de gastos, en todos los niveles de gobierno, se establecerá de manera clara, para cada crédito presupuestario, el objetivo específico a que esté dirigido, los resultados concretos que se espera obtener y los funcionarios públicos o funcionarias públicas responsables para el logro de tales resultados. Éstos se establecerán en términos cuantitativos, mediante indicadores de desempeño, siempre que ello sea técnicamente posible. El Poder Ejecutivo, dentro de los seis meses posteriores al vencimiento del ejercicio anual, presentará a la Asamblea Nacional la rendición de cuentas y el balance de la ejecución presupuestaria correspondiente a dicho ejercicio”. (CRBV. 2009. p. 83). La estructura de este informe debe contener los elementos antes mencionados tales como: Créditos presupuestario, Objetivos o metas físicas a cumplir, la unidades ejecutoras y sus funcionarios responsables; y los resultados correspondientes en cuanto al cumplimiento de las metas físicas, ejecución financiera del gasto y exposición de motivos en relación al no cumplimiento, sub-cumplimiento o sobrecumplimiento de estos. El BGI no es un instrumento privativo para el Control de la Administración de la Instituciones Públicas, el sector privado puede utilizar esta herramienta de rendición de cuentas, la diferencia está en el carácter de obligación constitucional que tiene este para el sector público. El BGI contribuye con demostrar el nivel de eficacia y eficiencia de la gestión, la evaluación de su desempeño, la transparencia de las actuaciones de esta, la proyección de acciones futuras y la retroalimentación correctiva para los planes futuros, además de además de contribuir con la salvaguarda del Patrimonio Público.

FORMACIÓN EN CONTROL DE GESTIÓN PARA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

En la administración pública de hoy se hace necesario capacitar al servidor público en Sistemas de Control de Gestión como práctica de evaluación continua de los planes, programas y proyectos y la medición de sus resultados. El control de la gestión de políticas públicas se hace indispensable en la administración de los entes y órganos del Estado, fundamentalmente en un Estado revolucionario que demanda una ética diferente en el desenvolvimiento legal y moral de los procesos tradicionalmente aceptados llenos de burocratismo y de su hermana siamesa: la corrupción. Se trata de establecer controles factibles y eficientes a la ejecución física y financiera del presupuesto, como expresión financiera del Plan Operativo Anual (POA), a través de las cuales se alcanzarán los objetivos planteados por las instituciones; es la verificación de los resultados donde se contrasta los programas y proyectos de los planes con la realización concreta a través de la ejecución del presupuesto, para demostrar que las políticas o acciones tomadas se corresponden con los objetivos, y, de no ser así, aplicar las acciones correctivas correspondientes. Todas estas acciones están dirigidas a obtener una administración pública orientada al logro de los fines superiores del Estado, tendientes conseguir niveles de eficiencia, eficacia y efectividad mediante la evaluación continua de la gestión pública, de sus resultados y metas, además mejorar la calidad e impacto de las políticas públicas; en procura de generar la mayor suma de felicidad posible al pueblo. Con este propósito, Se hace necesario la adopción de herramientas para la planificación y el control de la gestión pública. En Venezuela se ha venido utilizando una serie de técnicas y metodologías que permiten la formulación, ejecución, control y evaluación de los planes. En esta UC, “Control de Gestión Administrativa”, del PNFA de la UPTAEB, abordaremos el estudio de algunas de esas herramientas. Ya hemos estudiado algunas de ellas en UC anteriores como Planificación, Presupuesto Público, Auditoría Interna; en este sentido, haremos un recuento de estas enfocándonos en su utilidad e importancia como instrumentos de control interno. Por otra parte, intercambiaremos saberes sobre el Balance de Gestión Integral para la rendición de cuentas de gestión pública y realizaremos el estudio de los Indicadores de Gestión útiles para el proyecto socio integrador o productivo en su tema generador orientado a la “Dirección, Control y Evaluación de Sistemas Administrativos”. Los Indicadores de Gestión permiten ampliar el campo de análisis para evaluar la actividad realizada, el qué y el cómo, para la puesta en práctica de una administración pública que los toma en consideración para mejorar las actuaciones que se realizan desde los entes gubernamentales. El análisis de los resultados de cada indicador permitirá entre otras cosas, comparar lo realizado con respecto a lo programado, hallar las deviaciones o errores, analizar las posibles causas y rediseñar las acciones. (Bitoraje. s/f). Trataremos de diseñar un Cuadro de Mando Integral (CMI) como carta de navegación que nos permita realizar el seguimiento adecuado de nuestro proyecto a través del establecimiento de un sistema de indicadores. Nuestro país demanda profesionales capacitados en lo técnico-científico, aptos en lo ético-moral y sensibles al sentido del deber social. Espero que con el estudio de los temas de esta UC podamos aportar en ese perfil profesional desde esos tres aspectos. Así que intercambiemos saberes!!!

miércoles, 29 de abril de 2020

RECOMENDACIONES PARA UBICAR TU PROYECTO SOCIOINTEGRADOR O SOCIOPRODUCTIVO EN EL MARCO DEL PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN (PLAN DE LA PATRIA 2019-2025).

Es una obligación constitucional que todo gobierno debe basar sus acciones políticas y administrativas en un PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN. También es obligatorio que toda entidad pública y privada tribute sus acciones y planes al cumplimiento de este Plan Estratégico Nacional. Los Órganos y Entes del Estado, a todos sus niveles, tienen planes estratégicos (de largo plazo) y Planes Operativos Anuales (POA) de los cuales en su formulación y ejecución deben basarse y tributar inexorablemente a este Plan Nacional. Tu Proyecto no escapa de esta obligación por lo que se hace necesario que en la elaboración del mismo debes tener en cuenta la ubicación de este dentro de los objetivos y líneas estratégicas del PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN que en el contexto actual es el denominado “Plan de la Patria 2019-2025”. A continuación se te hace unas recomendaciones a fin que tu proyecto esté ubicado en el contexto de alguna de las líneas estratégicas del “Plan de la Patria”: Es recomendable que ubiques el propósito de tu proyecto dentro de los Objetivos Históricos si empiezas desde ahí puedes ir ubicándolo en el desglose lógico jerárquico del Plan de la Patria hasta llegar al Objetivo Específico del Plan que se relacione directamente con tu Proyecto. También puedes hacerlo de la manera inversa, es decir, casar tu Proyecto con el Objetivo Específico que mejor concuerde con el propósito de tu Proyecto e ir escalando en la estructura del desglose hasta llegar al Objetivo Histórico adecuado. Ejemplo: Si tu proyecto es la “Creación de un sistema comunal de recolección, acopio, procesamiento y/o comercialización de residuos sólidos para el reciclaje” se puede ubicar en el Plan de la Patria de la siguiente manera: OBJETIVO HISTÓRICO: III. Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América. OBJETIVO NACIONAL: 3.1. Desarrollar el poderío económico con base en el aprovechamiento óptimo de las potencialidades que ofrecen nuestros recursos, mediante la construcción de un nuevo sistema productivo, logístico y de distribución, lógica de precios y metabolismo del capital, así como maximizar el desarrollo e integración de cadenas productivas nacionales y regionales bajo la premisa de la interdependencia y creación de valor. OBJETIVO ESTRATÉGICO: 3.1.3. Apropiar y desarrollar la técnica y tecnología como clave de la eficiencia y humanización del proceso productivo, para anclar eslabones de las cadenas productivas y desatar el potencial espacial de las mismas OBJETIVO GENERAL: 3.1.3.3. Garantizar procesos formativos integrales y continuos de los trabajadores para adoptar técnicas y tecnologías que hagan más eficiente la producción y humanizar el proceso de trabajo. OBJETIVO ESPECIFICO: 3.1.3.3.4. Desarrollar proyectos asociados a subproductos y desechos para generar actividad económica a partir del reciclaje. De ahí que es recomendable que tanto el título como el Objetivo General de tu Proyecto tengan concordancia con el Objetivo Específico del Plan de la Patria. Como tarea de evaluación final de la Unidad 2 debes reunirte, virtual y colaborativamente en un foro, con tu equipo de Proyecto y demostrar la pertinencia y relevancia del mismo con el Plan de la Patria, es decir, ubicar tu Proyecto en los Objetivos del Plan de la Patria tal como se hizo en el ejemplo.

martes, 28 de abril de 2020

EL DESARROLLO TECNOLÓGICO: UNA NECESIDAD PARA ALCANZAR SOBERANÍA POPULAR

La división internacional del trabajo, en el marco de la arquitectura organizativa de la producción mundial, en el mundo globalizado de hoy desde un enfoque neoliberal, dentro del contexto imperialista, como fase superior del capitalismo, le ha dado un rol subordinado a los países dependientes de simples tributadores de recursos naturales para aquellos países que se autoproclamaron como miembros del club de la centralidad histórica de la humanidad y que tienen la “sagrada misión” de llevar “la civilización y el progreso” a los países periféricos a través de la comercialización de sus mercaderías industriales. Esta situación no es novedosa es el establecimiento sostenido de unas relaciones internacionales de producción que se instauran desde el propio advenimiento del sistema capitalista. Marx lo explica de manera extraordinaria en el capítulo XXIV de “El Capital” cuando se refiere a la llamada “Acumulación Originaria del Capital”: “La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama “originaria” porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción” (Marx. 2006. p. 615). Esta acumulación originaria otorga las bases de las condiciones materiales de existencia del capitalismo desde la modernidad hasta estos días. Se puede decir entonces que desde el descubrimiento de América, entre otros acontecimientos históricos, el capitalismo comienza su proceso de robustecerse a costa de la expropiación de los pueblos originarios, otorgándole a los territorios colonizados, hoy llamados países subdesarrollados, el rol de suministradores de materia prima y mano de obra barata, explotada, para ellos, los países del llamado “primer mundo” y así poder alcanzar los niveles de desarrollo industrial y tecnológico a través de su rol de fabricantes masivos de mercaderías, tecnologías y sueños. Ejemplo es ese “Gran Sueño Americano” que se convierte en pesadilla para los migrantes latinoamericanos; pero esa es otra historia. La innovación y desarrollo tecnológico va a la par con el desarrollo económico. Las fuerzas productivas para alcanzar mayores niveles de eficiencia y productividad en el trabajo han forzado a la humanidad a la creación e innovación de nuevas y mejores teorías científicas aplicadas a la realidad social para poder cubrir la demanda de condiciones mínimas de existencia material que sustenten la vida de la población, aunque paradójicamente causan impacto ambiental pernicioso que atenta contra el ambiente ecológico necesario para sustentar esa vida de todas las especies vivientes del planeta, pero ese es otro debate que valdrá la pena abordar en otro momento. Los países desarrollados han alcanzado niveles de desarrollo tecnológico generador de crecimiento económico necesario para mantener y reproducir las relaciones internacionales de dependencia económica subordinada de los países periféricos (sub-desarrollados) y de su rol tercermundista, que se traduce en mantener y reproducir el sistema capitalista imperialista desde su enfoque neoliberal, que por ende, mantiene y reproduce la opresión y explotación de las clases trabajadoras del mundo. “La relación directa existente entre los propietarios de las condiciones de producción y los productores directos -relación cuya forma corresponde siempre de un modo natural a una determinada fase de desarrollo del tipo de trabajo y, por lo tanto, a su capacidad productiva social- es lo que nos revela el secreto más recóndito, la base más oculta de toda la construcción social y también, por consiguiente, de la forma política de la relación de soberanía y dependencia, en una palabra, de cada forma específica de Estado” (Harnecker. 1978. p. 59). De esto se desprende que la soberanía nacional va en función del desarrollo de las fuerzas productivas nacionales y estas a su vez del nivel de desarrollo tecnológico, por lo cual los países dependientes para alcanzar la soberanía plena en lo político, económico y social deben procurar, también alcanzar niveles suficientes de soberanía tecnológica. Desde la perspectiva económica, surge la alternativa para los países dependientes del “Desarrollo Endógeno Sostenible y Sustentable” como una posibilidad cierta de deslastrarse de los modelos exógenos de desarrollo que convenientemente han sido instaurados para la expoliación de la riqueza de estos pueblos de la periferia, en beneficio del crecimiento económico de los países del centro. Pasando a ser el Desarrollo Endógeno la base generadora de una posible soberanía cultural, tecnológica y plena, pero esa posibilidad del desarrollo endógeno está profundamente limitada por los lazos de dependencia económica, tecnológica y cultural de los países pobres hacia los más desarrollados. (Silva. 2011). Los Estados nacionales dependientes deben promover el diseño, creación, desarrollo e innovación científica y tecnológica como una arista necesaria para cambiar esa condición de dependencia si quieren ser verdaderamente soberanos. Es ahí donde se debe impulsar políticas públicas dirigidas a este objetivo y realizar inversiones para las áreas de investigación y académicas universitarias, promover programas curriculares en este sentido a todos los niveles educativos, implantar incentivos fiscales a las empresas que inviertan en la investigación y desarrollo, así como impulsar la obligación legal de la creación de reservas y fondos financieros de estas empresas dirigidos a la investigación y desarrollo tecnológico, entre muchas otras medidas posibles. Venezuela cuenta con un marco legal para estos propósitos la Constitución en su artículo 110 establece que: “El Estado reconocerá el interés público de la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplicaciones y los servicios de información necesarios por ser instrumentos fundamentales para el desarrollo económico, social y político del país, así como para la seguridad y soberanía nacional” (Republica Bolivariana de Venezuela. 2009. CRBV.p. 28). Además una “Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología” que declara, en su artículo 2 que: “Las actividades científicas, tecnológicas y de innovación son de interés público y de interés general” (República Bolivariana de Venezuela. 2001. LOCTI. p.1). También existe un ministerio con competencia en el área al cual está adscrito instituciones de tradición como el IVIC. Por otra parte, en el Poder legislativo está la Comisión Permanente de Ciencia, Tecnología e Innovación. Es decir que nuestro país cuenta con una institucionalidad y legalidad para dar pasos importantes hacia la soberanía tecnológica. Existe una voluntad política hacia este objetivo por parte de la Revolución Bolivariana. En este sentido, Hugo Chávez fue impulsor de las clausulas de transferencia tecnológica en los contratos internacionales. Además hay modestos avances en la materia como lo es la creación de una Agencia Espacial venezolana rectora de la operatividad de nuestro sistema satelital dentro de los cuáles se destaca el satélite “Simón Bolívar”. También proyectos importantes de desarrollo de software libre, fabricas de equipos informáticos y de comunicación (VETELCA), etc. Pero es solo una pequeña paja en el voraginoso huracán de desarrollo tecnológico del primer mundo. Venezuela ha alcanzado logros y obtenido avances en la materia; el “Plan de la Patria” contempla objetivos dirigidos a ese desarrollo e independencia tecnológica. Aún así, falta más voluntad del Estado para la consolidación de un impulso verdadero hacia un verdadero y soberano desarrollo tecnológico. No olvidemos que como país subdesarrollado, dependiente, periférico y “tercermundista”, no en un sentido peyorativo, no escapamos de la caracterización que en esta temática engloba a los países subdesarrollados económica y tecnológicamente. Tenemos un pueblo que ha demostrado en estas adversidades producto del asedio internacional en lo político y económico que resiste con dignidad en su resolución de ser libre y soberano. El Estado debe asumir su rol de impulsor de esa soberanía con más voluntad política que la demostrada. Como diría el Libertador pongamos sin vacilar la piedra fundamental de la soberanía tecnológica venezolana, vacilar es perdernos!!!